Me encanta el sabor amargo de las endivias.
Contrastado con los sabores cálidos y tostados de las avellanas y el aceite de sésamo resultan exquisitas.
Si vas a hacer esta receta te recomiendo que busques endivias ecológicas para asegurarte de que están libres de tóxicos.
Si quieres comerlas en temporada, sus meses de consumo es enero, febrero, marzo, noviembre y diciembre.
Es una verdura perfecta para dietas bajas en hidratos de carbono como la cetogénica o la paleo.
La endivia al igual que la achicoria es muy rica en fibra y, por tanto, muy beneficiosa en dietas ricas en proteínas y grasas, regulando el tránsito intestinal y ayudando evacuar, a través del intestino, sustancias tóxicas.
Sus mucílagos, una sustancia pegajosa que protege la mucosa intestinal, ayudan a prevenir inflamaciones y acidez de estómago.
También resulta muy interesante para limpiar hígado, aumentando la producción de bilis y su evacuación.
Aunque habitualmente estamos acostumbrados a comer la endivia cruda, resulta exquisita al horno en temporada de invierno.
Es una receta fácil que se prepara en pocos minutos y resulta ideal para tomarla en la cena acompañando una sopa ligera.
Preparación
Precalentamos el horno a 200ºC .
En una fuente de horno disponemos los cuartos de endivia.
En un vaso mezclamos el resto de ingredientes excepto las avellanas, mezclamos bien y rociamos por
encima de las endivias.
Espolvoreamos la avellana por encima y metemos al horno de 15 a 25 minutos (dependiendo del horno)
Servir inmediatamente como guarnición o plato único.