«Contigo pan y cebolla; A falta de olla, pan y cebolla; Quien parte cebolla, sin pena llora; Habiendo amor, habrá una olla, con agua, sal y cebolla.»
Adorada por algunos y despreciada por otros. Para muchos la alegría del plato y hay a quien le hace llorar.
Aunque común a todos los continentes por la facilidad de su cultivo, cada cebolla tiene escrita su historia, tiene un pasado que construye sus particularidades. De lo que no cabe duda es que nuestra querida y, a la vez, controvertida cebolla es una caja de sorpresas.
Alimento de pobres, alimento de ricos. Exquisita en sus formas e infinitas capas. Las capas del dolor de la hambruna de nuestra guerra civil.
La cebolla medicinal, colmada de propiedades. Rechazada por la Ayurveda y, a la vez, reina depurativa de la medicina y terapias alternativas.
Os dejo este canto desesperado del poeta Miguel Hernández para describir el sabor agridulce de la nuestra cebolla:
Nana de la cebolla
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarcha de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita
cárcel me arranca.
Boca que vuela
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mi huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
.Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Preparación
Calentamos el horno a 180ºC
Pelamos las cebollas y las ponemos en una fuente de horno.
En un vaso mezclamos y batimos bien los ingredientes del aliño.
Rociamos las cebollas con el aliño, tapamos poniendo un con papel de horno por encima y horneamos 30 minutos.
A los 30 minutos destapamos y horneamos 20 minutos a la misma temperatura.
Apagamos el horno y ya podemos disfrutar de nuestras cebollitas en guarniciones o incluyéndolas en crepres, sopas o salteados. Es muy práctico hacer cantidad y guardarlas en un tapper para el resto de la semana.